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𝟎𝟔|    lover is a day



"No puedo ofrecerle a mi corazón un   tipo de   consuelo
sensato, pero eso no me quitará el dulzor de la fantasía."
[ Sir Bane a su hermano mayor Duncan al explicarle
por qué   exactamente    no iba a casarse   jamás. ]

¿Desde cuándo su madre se había vuelto tan cercana a Lady Danbury?

Solía creer que la mujer era la personificación del presagio cuando siempre solían surgir nuevos amores en su presencia, convencido de que era una especie de cupido encubierto desde el primer momento en que la conoció. Ahora, viéndola junto a su madre tan risueña, fue como si todo hubiera tenido sentido esperando el momento exacto para juntar alguna pareja nueva con ayuda de su madre y Violet Bridgerton, curioso de quién sería el siguiente en sus planes.

"No sé cuál de las tres es más peligrosa" admitió Colin al tenderle un vaso de whisky que había servido a sus espaldas "Solo sé que no me gustaría quedarme solo en una habitación con ellas."

"A mi tampoco" comentó antes de tomar el vaso y chocarlo contra el de su amigo en un rápido salud, sin poder evitar reír ante su declaración antes de pensar en voz alta — "Una taza de té puede llegar a ser más peligroso que una espada, amigo mío. Las palabras son tan afiladas como el más peligroso de los cuchillos." 

"Estás comenzando a sonar como Eloise," frunció el ceño al decírselo, como si hubieran entrado a un terreno peligroso mientras miraba atentamente su reacción de reojo "Hablando de eso, ¿Hay alguna cosa importante que debería saber con respecto a mi hermana?"

"Nada" aplaudió su forma de no haber movido un solo músculo de su rostro, bebiendo del whisky solo para que el alcohol quemándole la garganta fuera su única prioridad  "Su hermana me parece una dama bastante inteligente y amable. Su amistad ha sido un consuelo en estas actividades, y no siento nada más que un profundo respeto hacia ella."

No era del todo mentira. En realidad, cada palabra que había dicho era verdadera con la excepción de las cosas que omitió cuando no le contó que en realidad Eloise era la responsable de todas esas noches de insomnio esperando a que cada una de las velas de su habitación se consumiera y tuviera que dejar de lidiar con todos esos pensamientos que pasaban por su cabeza como una obra de teatro: Las cosas que hubiera hecho, las situaciones que habían compartido, su manera de ser que le hacía olvidarse del resto del mundo.

Eso hubiera muerto con él hasta la tumba.

"¿Sylvie te ha dicho algo sobre nuestra conversación en la mañana?" preguntó en un intento de cambiar el tema. La reciente amistad que había surgido de los celos de Colin era algo relativamente nueva para él, y se sorprendía de decir que se había esforzado en cuidar el extraño lazo que compartía con el esposo de su mejor amiga desde que había dejado sus celos de lado "Discutimos durante el desayuno."

"Ahora que lo dices, eso explica muchas cosas" pareció entender el comportamiento de la castaña casi de inmediato, mirándolo en busca de más información "¿Hiciste algo?"

"Ser un idiota tal vez," pensó al encogerse de hombros "Lo usual."

"Entonces debería sugerir que hables con ella," aconsejó para que arrugara su nariz en respuesta, terminándose el trago que le había servido como si no hubiera estado preparado para esa charla aún "Ya sabes como es cuándo se le mete algo en la cabeza" — "Lo peor es que usualmente suele tener la razón."

"Era más bien una petición de ayuda" explicó con una mueca de poco convicción "Pero me conformo con lo que sea que fue eso."

"Honestamente amigo, las mujeres siguen pareciéndome un misterio hasta hoy" su declaración no pudo evitar hacerlo reír, palmeando su espalda en señal de apoyo "Me temo que el matrimonio no me ha dado una gran sabiduría en el tema aún."

"Esperemos que alguna vez logre llegar" lo molestó antes de acercarse a la pequeña mesa de su tío en donde dejaba su alcohol "Escuché que has estado haciendo negocios con Lord Patrick Lester."

"¿Desde cuándo estás tan al día de los rumores?" preguntó frunciendo el ceño "Algo así, resulta que Lord Lester ha viajado por todo el mundo, y estuvimos hablando durante la tarde sobre su yacimiento de Jade a las afueras de Pekin" — "¿Es amigo de tu hermano?"

"De eso quería hablarte" ¿Cómo exactamente abarcaría un tema del que no quería hablar? ¿Cómo decirle a Colin que Patrick no era una persona de confiar luego de todo el historial que tenían de pequeños? ¿Que se metería en problemas? "Nunca me ha dado buena espina, desde que era joven y lo conocí en Nueva Orleans."

"¿Eran amigos?"

"No diría eso" Lo habían sido hace mucho tiempo, confidentes incluso, pero ya no era el caso "Conoce a mi familia hace bastante."

"¿Y qué paso?"

Lo pensó un momento en su cabeza. Consideró decir parte de la verdad escondida, sin embargo no tardó en rechazar la opción casi de forma inmediata mientras miraba a su amigo en busca de alguna respuesta coherente — Era más fácil que decir que no le gustaba a admitirle todo el asesinato de su padre.

"Nada," lo tranquilizó al escuchar las risas de Hyacinth Bridgerton y una de las chicas Featherington que no reconoció "Supongo que es una cosa de prejuicios y su manera de ser."

La respuesta pareció ser suficiente para Colin, quien sonrió más relajado

"Eres muy amable, Val" — "Pero creo que tengo esto bajo la manga, no te preocupes por mi."

Una forzosa sonrisa se formo en su labios al hacer un nuevo salud chocando su vaso nuevamente lleno, sin embargo, estaba bastante lejos de no preocuparse por su amigo cuando la opinión de toda su familia en efecto, era importante para él: ¿Qué hubieran dicho los Bridgerton de saber que era un asesino? ¿Qué en 1807 había empujado a su padre sin pensarlo?

El pensamiento fue suficiente para darle un repentino dolor de cabeza, tanto que pronto fue víctima de un torbellino de pensamientos que sabotearon el resto de la velada. El trago se volvió uno amargo que ya no tenía el mismo sabor, para terminar siendo una nueva víctima de su ansiedad: ¿Siempre iba a ser así? ¿Tan temeroso al que dirán?

Ojalá hubiera sido como Eloise, ojalá hubiera adquirido las costumbres de la dama que no parecía tomar demasiado en cuenta lo que los demás le decían — La forma despreocupada en que le mostraba una sonrisa a la vida como si el peso de esta no tuviera un efecto en ella.

¿Cómo no iba a preocuparse? Mientras Colin reía con uno de los invitados a su lado trató de pensar nuevamente con coherencia, resonando en su cabeza las mismas palabras que intentaba acallar: ¿Cómo no iba a preocuparse de su mejor amiga y su esposo? ¿Cómo fingir que todo iba bien cuando Lester sobrevolaba sobre él como un buitre dispuesto a comerse sus restos apenas diera un paso en falso?

Cada vez que se detenía a pensarlo, parecía caer en cuenta de lo malo que había sido volver a Londres: En la forma irritante en que sus heridas se volvían a abrir a penas llegaba para dar a paso sensaciones que se escondían desde que había buscado refugio en París, su forma inexplicable de volver el tiempo atrás convirtiéndose en el joven que hubiera jurado ya no era, alguien que de pronto, dependía de lo que lo demás hubieran creído que es.

"Necesitas respirar," insistió su madre al pasar por su lado, posando la mano en su hombro para poder acercarse más a decírselo "Estás pálido, Val" — "Llamaré a uno de los criados."

"No," le pidió inmediatamente, impidiéndole avanzar un solo paso en dirección a la cocina: Todo menos una escena. "Es el whisky que me ha sentado mal."

"Entonces pediré que te hagan un sándwich" insistió Mathilda para lograr que hiciera una mueca de desesperación "Tengo que ir a despedir a los demás invitados en la entrada."

"Iré yo, ve a despedir a los invitados." protestó inmediatamente, casi sin poder evitar ese momento de adolescencia pura en donde rodó los ojos en blanco al pasar por su lado "Puedes ir a decirle a tus amigas que no se preocupen por mí, que sobreviviré."

"No seas insolente."

Terminó escapando del salón antes de ganarse un nuevo escrutinio, y en un minuto pensó que tal vez Mathilda tenía razón al decirle que necesitaba respirar — O un maldito sandwich — pues pronto luego de abandonar el lugar su estómago rugió en protesta contra el hambre, y en el fondo, agradeció irse de un lugar donde en realidad no quería estar.

Las madres tenian un extraño don para saber exactamente qué era lo que le faltaba.

Todo suplicio parecía llegar a su fin, por eso el desastre caía sobre Clover Hill para dar vuelta todo en caos que tenía a los sirvientes corriendo de un lado a otro en un intento de ayudar a todos los invitados que se retiraban ese día en dirección a Londres. Y en realidad, no iba a mentir diciendo que no esperaba a que llegara el momento de sentir un poco de silencio luego de todos esos días celebrando de forma tan poco común —  Más aún de no tener que lidiar con más invitados indeseados.

Era uno de esos días en donde hubiera preferido no salir de su habitación. De tomar un lápiz y quedarse en su pesada bata que lo invitaba a no levantarse del suelo en el que dibujaba, de no abrir las ventanas.

Se arrastró a pesar de toda protesta por el pasillo, convencido que de pequeño le gustaba estar en la cocina. Volvió incluso, un minuto completo a Estados Unidos cuando Berta, la cocinera de la casa, hacía las mejores tartas de frambuesa que había probado en su vida, impregnando el olor en las paredes para cuando acababa de hornear, o la señorita Rosemary cuando le enseño a leer con el calor de la chimenea dándole en la espalda — La cocina, inexplicablemente, se había transformado en algo que lo hacía sentir en casa, sin importar donde se encontrara.

Por eso cuando entró a la cocina todo pareció mejorar. Sentándose sobre uno de los mesones desocupados antes de abrazar a Ingrid, una dama de la edad de su madre que lo conocía hace ya varías décadas y se ofreció a hacer su sandwich favorito que aún recordaba desde sus años en la propiedad apenas lo vió. No protestó cuando besó sus mejillas sonoramente y logró que se sonrojara bajo la mirada de las demás criadas en la cocina, esperando pacientemente su emparedado tal como le gustaba mientras consideraba en llevar sus planos durante la tarde y trabajar en lo que le había pedido su tía Helena.

Estaba volviéndose un anciano cascarrabias que odiaba a los demás y discutía con el resto de por que el té era en efecto nada más que agua caliente con un poco de pasto seco que no tenía mucho sabor. Alguien a quien no le interesaba despedir al montón de invitados que abandonaba la propiedad de los recién casados.

"Lo siento mucho, no sabía que estaba aquí" una pequeña parte del contenido de su recientemente servido café cayó sobre sus pantalones al ser tomado por sorpresa, mordiéndose la lengua no solo al sentir el calor del líquido caliente en sus piernas, sino tambien la voz de la Señorita Bridgerton en la misma cocina donde se encontraba, bajándose rapidamente del estante en que se había subido en un intento de no seguir quemándose y no faltarle el respeto en una situación tan informal de su parte. "Solo vine por un pedazo de la tarta que ha hecho la señora Ingrid, no ha sido mi intención asustarlo" — "¿Se encuentra bien, Sir Bane?"

A ella pareció causarle gracia, sin poder esconder una nueva sonrisa que emergió de las comisuras de sus labios al notar lo que le habia pasado, cubriendola con una de sus manos adornadas de un guante color aperlado. A él le hubiera gustado decirle que no cubriera su sonrisa cuando a le gustaba tanto.

No lo hizo de cualquier forma, no se atrevió a decirle nada. En realidad, mientras se esforzaba en retomar la compostura, dictado por el mal día, por la ansiedad eterna y el constante boicot en su cabeza, irgió la espalda como si hubiera alguna especie de hilo que lo tenzara desde el techo, como si en realidad no se hubiera desmoronado tan solo con verla en el umbral de la puerta; como si no le hubiera causado un huracán de sensaciones que aún no era capaz de decifrar.

"No se preocupe, ya me iba" su tono de voz gélido careció del cariño con el que usualmente hablaba, pasando las manos por sobre el traje negro que llevaba en un intento de recuperar la compostura "La casa es lo suficientemente grande como para tener un solo minuto de paz sin invitados sorpresa."

El corazón se le aceleró en el pecho, como si no hubiera estado actuando irracionalmente y de mero impulso, como si Eloise no hubiera sido la verdadera peste negra. Pasó por su lado sin haberla mirado mientras abandonaba la cocina seguro de que eso era lo mejor que hubiera podido hacerle, peleando contra la necesidad de volver y retractarse de su tono de voz tan molesto al verla, decirle que jamás le hubiera molestado su presencia o que entrara a la cocina con esa alegría tan caracteristica de ella.

Como si se hubiera tratado de un mismísimo huracán, no permitió otro intercambio de palabras. Solo por que sabía que iba a caer en lo mismo: En el inevitable coqueteo, en las poderosas palabras que de la nada se volvían su mundo entero, la manera tan suya en que lo ponía en un estado nuevo donde las preocupaciones no existían más allá que responderle de manera coherente, una serie de acciones que si bien calmaban su corazón momentaneamente, luego lo hacían caer en un eterno espiral de culpabilidad que conyevaba desear tanto a alguien que jamás iba a tener.

Tal vez era algo mas conveniente para él.

Fingir que no se conocían.

En su cabeza era para ayudarla a ella a no ser relacionada con alguien de su extirpe, a dejar atrás cualquier rumor poco sano para los Bridgerton, la familia que tanto había respetado toda su vida. En algun futuro lejano, cualquier hecho desafortunado con respecto a su persona ameritaba alejarla lo mas posible de él, salvarla de lo que pudiera suceder — El tema claro, es que fue mucho más difícil de lo que pensaba.

El entrecejo de la castaña se frunció sin poder entender que sucedía, mirándolo dejar la cocina en medio de los demás sirvientes que fingieron no haber escuchado la extraña interacción.

Mientras el menor de los Bane se apresuraba por dejar el lugar convencido de que no había mejor cosa que pudiera hacer, la del medio de los Bridgerton trató de entender en su propia cabeza si había hecho algo mal. Si es que fue alguno de sus comentarios desacertados, o su actitud que ahora le molestaba, sin embargo, poco hizo sentido cuando no encontro mayor motivo que pudiera explicar su nuevo comportamiento, quedandose en la cocina como si hubiera visto un fantasma.

A Val le hubiera gustado volver.

Le hubiera gustado dar vuelta en sus propios pasos y disculparse por su poca educación. Rogarle que olvidara los últimos diez minutos y su estupidez repentina. Deseó remediar las cosas, ofrecerle dejar Clover Hill toda la tarde a sabiendas que nadie los buscaría por estar muy ocupados despidiéndose de los demás invitados, admitir que todo esto era por su bien — Pero aquello solo ocurrió en la seguridad de su cabeza, en la misma que ya había inventado suficientes situaciones hipotéticas como para poder dar a basto con otra más, una en donde la tibieza de su mano cubierta en un guante de seda fuera su unica preocupación mientras se iban a los enormes jardines de la propiedad.

¿Estaba haciéndolo bien? Claro que no. Todo pendía de un hilo, pero no lo hubiera admitido jamás en voz alta.

Aún quería el sandwich, la taza de café que se había volcado en sus pantalones — Volver a la cocina y sentarse como antes lo había hecho.

¿Qué era lo que lo volvía tan diferente? ¿Su enamoramiento adolescente que parecía mas una sueño de fiebre?

Nunca se le había hecho difícil contener su corazón en una caja, ni tampoco controlar el deseo de estar con alguien.

Estuvo a punto de dar marcha atrás a su habitación para cuando notó que sus pies automaticamente habían tomado rumbo al salón principal, necesitando un claro cambio de pantalones que no fue posible efectuar cuando escuchó su nombre a lo lejos varias veces junto a una dama en un pomposo vestido floreado rosa pastel.

"¡Barón Bane!" lo llamó Portia Featherington a considerable volumen, atrayendo la atención de los demás invitados que miraron en su dirección tratando de entender el alboroto "¡Lo había estado buscando! Lady Bane me había comentado que se sentía indispuesto."

"Lady Featherington," intentó ser amable al ofrecerle una sonrisa, pero aquello solo sirvio para que la dama entrase mas en confianza agarrándose de su brazo "¿Sucede algo en que la pueda ayudar?"

"¡Oh Sir Bane, no sabe la tristeza que me embarga al tener que dejar esta preciosa propiedad!" lloriquió al momento en que divisó a los criados llevando sus pertenencias al carruaje en la entrada "Ha sido el mejor fin de semana de la temporada, tanto que sería difícil incluso para la Reina competir con la hospitalidad de su familia en esta bella unión, milord."

Intentó ser amable a pesar de que no tuviera ganas de serlo. Poco le importaba lo que pudiera haberle dicho, todos esos repentinos halagos de mentira a su lado, esperando que los demas los mirasen con el interés que buscaba. En París habian sangijuelas parecidas — Los que creían que por ser el arquitecto del Rey se había transformado en un millonario, los que buscaban pisotear su nombre, robar su dinero, o incluso, utilizarlo para conseguir un título de nobleza.

"La señorita Castle no ha dejado de decirme lo deslumbrada que ha estado con su trabajo desde que lo conoció" continuó la mujer al tomar su brazo con más confianza, trayendo un tema nuevo del que no quería hablar: ¿Cuál era la manía de la gente en casarse a la primera buena opción? "¿Se quedará para el resto de la temporada Sir Bane?"

"Aún no lo sé" mentira. Quería decirle que no, pero no se atrevía hacerlo; podría haberlo escucharlo su madre o incluso peor, la Señorita Bridgerton, y ya no estaba en condiciones para seguir decepcionando a nadie "Tengo mucho trabajo que me espera de vuelta en Francia, y me temo que no puedo desaparecer durante tanto tiempo."

"¡Pero estoy segura de que el Rey entendería su ausencia, Sir Bane!" insistió la matriarca expandiendo su veneno por el aire "No puede irse aún, la temporada recién inicia y no he tenido el privilegio de invitarlo a cenar."

"Es usted muy amable" murmuró por pura educación "Aunque creo que no podré irme hasta que acabe los planos para mi tía Helena."

¿Y si enviaba a alguien desde París con su trabajo y escapaba esa misma noche? Su tía jamás se hubiera enojado, y hubiera podido dejar atrás todos esos problemas nuevos que no pasaría de volver a su hogar.

¿Porqué le era tan complicado irse? ¿Por temor a no volver a verla?

"No deje de intentar retener a mi hermano, Lady Featherington" pidió Duncan Bane con una risa contagiosa "Tal vez pueda ser la única que logre meterle en la cabeza que no debería dejar Londres esta temporada."

"¿Hace cuanto no lo veíamos por aquí, Sir Bane?" preguntó la mujer "Todos nos preguntábamos cuando vendría a visitarnos, no puede irse tan rápido."

Si podía, pero le faltaba fuerza de voluntad que temía estar perdiendo, la misma que se doblegaba ante personas que no había visto durante al menos diez largos años.

"Además, debe haber alguien que haya llamado su atención, milord" argumentó la dama con interés hablando lo suficientemente alto como para que el resto de la gente en el Hall pudiera escucharla "¿Hay alguna dama especial en París?"

"Señorita Featherington" pidió mirándola de reojo al saber exactamente a qué se refería, justo en medio de esos momentos que odiaba, como si de golpe recordara por que le parecía tan desagradable con sus conversaciones e intenciones escondidas "Me temo que no, no hay nadie especial para mi"

Si bien Portia se esperaba otra respuesta que girase en torno a su cuñada Olivia Castle con quién no habia entablado mas de dos palabras en todos esos días, la única imagen que ocupo su cabeza fue la de Eloise en la biblioteca escondida incluso la imagen de su banca favorita siendo ocupada por alguien más en medio de la noche, la sorpresa más grata de la semana.

Claro que sí había alguien, alguien de quién estaba demasiado asustado como para seguir viendo.

El destino era una fortuna cruel, pues cuando vio denuevo a la Señorita Bridgerton, como si supiera que estaba pensando en ella, apareció pasando silenciosamente por su lado con una taza de lo que supuso debía ser té y la copia que había sido de él en un principio del Absentista sin dirigirle una sola mirada — Y luego, como si hubiera sido casi a propósito para su mala suerte, tomó asiento cerca de la ventana que podía observar perfectamente desde donde estaba, despreocupándose por su presencia como si en realidad no hubiera nadie mas en la sala que ella.

¿Lo estaba haciendo a propósito?

¿Estaba sentándose ahí a sabiendas de que podría verla? ¿Que lo desconcentraría completamente de la conversación poco seria que mantenía con Portia Featherington?, ¿Esa era su forma de decirle que estaba molesta? Su actitud en la cocina fue desconcertante, y a pesar de querer remediar las cosas,  debió haber comenzado a aceptar el hecho de que era mejor que pensara mal de su persona antes de gustarle como lo estaba haciendo, todo era demasiado peligroso en su cabeza como para haberse arriesgado, aun que le dejase un sabor amargo en la boca.

Lo hacía a propósito. Pasando las páginas del ejemplar que le había regalado, dándole sorbos a la taza de té sobre la mesa, escuchaba su conversacion claramente desde su puesto.

"Barón Bane" lo llamó nuevamente la dama colgada a su brazo "¿Está usted bien?"

La pregunta comenzaba a parecerle tediosa. Perdió la cuenta de todas esas veces en que le preguntaron si estaba bien en tanto intentaba esconder sus sentimientos de la peor manera que encontraba, casi obligándose a si mismo a despegar la mirada de la Señorita Bridgerton para mirar a su hermano en busca de ayuda.

"Creo que Val está un poco conmocionado de que todas las visitas deban irse y la celebración llegue a su fin" intervino Duncan antes de palmear su espalda en simbolo de ayuda "Desde pequeño es todo un sentimental."

"Oh, Sir Bane," no pudo evitar reír la matriarca en tanto miraba a su hermano mayor de mala gana "¡Con más razón debería quedarse! Debe concedernos una cena en nuestra propiedad al menos, estaríamos encantados de recibirlos a usted y a su familia."

No se vio en la necesidad de decir nada cuando Duncan habló por el, tomando el control de la conversación para ayudarlo a salir del pequeño problema en que se había metido sin quererlo.

Mientras la gran mayoría de los invitados abandonaba Clover Hill, los Bridgerton seguían hablando relajadamente con los demás, bebiendo y riendo sin la preocupación o el estrés de tener que irse — Y se debía al privilegio, claramente, de ser los invitados especiales de su familia, sin tener que partir si no hasta mañana cuando ya todo estuviera más tranquilo.

Por un minuto, deseo que ellos se hubieran ido también.

Claro que tenía que ver con la tristeza que le provocaba saber que jamás podría tener a alguien en su vida que lo amase como Lena Bane amaba a Duncan, el hecho que Eloise Bridgerton, la inalcanzable y misteriosa bebedora de té jamás sería suya sin importar sus ganas, la cólera que le provocaba entender la verdad y llevarla tan a flor de pecho: Era mejor estar solo que arrastrar la alegría e inteligencia de Eloise al infierno junto a él, más cuando quisiera o no, merecía ser feliz con otra persona que no fuera él.

Su situación de solterona era entendible cuando creía que ningún caballero en Londres hubiera merecido su compañia, incluyéndolo a el mismo.

Hay cosas que aun que te partan el corazón debes dejarlas ir para salvarlas antes del gran incendio — Lo había comprendido a corta edad.

A pesar del magnetismo, se obligó a si mismo a apartar la mirada del vestido azul pálido que llevaba puesto esa mañana, se obligó a sonreir y no reparar en el hecho que a pocos metros, el amor de toda su vida se deleitaba con una copia suya del Absentista.

Tenía tantas preguntas, tantas conversaciones pendientes que tener junto a ella, que en vez de eso, asustado como nunca, Valentine Bane se quedó ahí, escuchando el sonido de las voces de manera cada vez más indistinta; sin saber, que cuando el no estaba atento, era la Señorita Bridgerton quién lo miraba discretamente por encima de su ejemplar favorito.

Era justo decir que el amor actúa de maneras extrañas.

Nuevamente, Valentine Bane sabía bien de eso.









crackship made by the one and only, la marti<3











Hola gente, he vuelto a la vida con un nuevo capitulo que me tomo siglos publicar luego de que la universidad estuviera haciendome el boicot de la vida sin darme tiempo para nada </3

Si bien este capitulo es medio transición, me rompe el corazón por que Val esta triste triste y lleva una carga brutal sobre los hombros:( ay yo lo amo mucho xfis hay que protegerlo:(

La verdad es que amo esta historia con todo mi corazon, y la Marti es la unica persona que me motiva a publicar todo lo que escribo y seguir con esto (un minuto de silencio por la marti y todo lo que ha hecho x esta historia) asi que nada, espero les haya gustado y sea la dosis que necesitaban del mundo de Valentine Bane — Ahora que va a salir la siguiente temporada de Penelope y Colin, me dan ganas de mandarle una carta a Shonda Rhimes para que lea este fanfic y coloque a Val en la serie :/ JSJSKKSLALS

Muchas gracias por el amor igualmente que le dan a la historia juju, últimamente he visto a gente comentando y votando y pues los veo jejejeje les amo con todo mi corazón<3

xx

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